Paulo Coelho

Stories & Reflections

Edición nº 196 : El guerrero de la luz y su temperamento

Author: Paulo Coelho

El guerrero de la luz se permite que un dí­a de su vida sea diferente del anterior. A él no le da miedo ni llorar por viejas heridas ni alegrarse con nuevos descubrimientos. Cuando siente que ha llegado la hora, lo deja todo y se lanza a la aventura tan soñada. Al entender que ha llegado al lí­mite de su resistencia, se retira del combate, sin culparse por haber hecho una o dos locuras inesperadas.

La historia que sigue ilustra lo que quiero decir.

Un hombre que buscaba la santidad decidió subir a lo alto de una montaña llevando apenas la ropa que estaba vistiendo, y permanecer allí­ arriba meditando hasta el final de sus dí­as.

Sólo que pronto se dio cuenta de que un único juego de ropa no era suficiente, porque se ensuciaba con demasiada rapidez. Bajó de la montaña, fue hasta la aldea más próxima, y pidió otras vestimentas. Como todos sabí­an que el hombre buscaba la santidad, le entregaron un nuevo par de pantalones y una camisa.

El hombre dio las gracias y volvió a subir hasta la ermita que estaba construyendo en lo alto del monte. Se pasaba las noches levantando las paredes, y los dí­as entregado a la meditación, alimentándose con los frutos de los árboles y bebiendo el agua que brotaba de una fuente cercana.

Un mes más tarde, descubrió que un ratón solí­a roerle la ropa extra que dejaba a secar. Como querí­a concentrarse apenas en sus deberes espirituales, bajo de nuevo hasta el poblado, y pidió que le consiguiesen un gato.

Los habitantes de aquel lugar, respetando su búsqueda, le dieron lo que pedí­a.

Al cabo de siete dí­as, el gato casi habí­a muerto de inanición, porque no conseguí­a alimentarse con frutas, y ya no habí­a más ratones en la zona. Regresó a la aldea en busca de leche, y como los campesinos sabí­an que no era para él (que a fin de cuentas resistí­a sin comer nada más que lo que la naturaleza le ofrecí­a), una vez más lo ayudaron.

El gato acabó rápidamente con la leche, así­ que el hombre pidió que le prestaran una vaca.

Como la vaca daba más leche de la necesaria, él empezó a beber también, por no desperdiciarla. De esta manera, en poco tiempo – respirando el aire de la montaña, comiendo frutas, meditando, bebiendo leche, y haciendo ejercicio – se transformó en un modelo de belleza. Una bonita muchacha que subió un dí­a al monte buscando un cordero extraviado, terminó enamorándose, e intentó convencerlo de que necesitaba una esposa para cuidar de las tareas de la casa mientras él meditaba en paz.

El hombre pasó tres dí­as ayunando, procurando averiguar cuál serí­a la decisión adecuada. Finalmente, comprendió que el matrimonio es una bendición del cielo, y aceptó la propuesta.

Tres años después, el hombre estaba casado, tení­a dos hijos, tres vacas, una huerta con árboles frutales, y dirigí­a un lugar de meditación, con una gigantesca lista de espera de gente que querí­a conocer el milagroso “templo de la eterna juventud”.

Cuando alguien le preguntaba cómo habí­a comenzado todo aquello, él respondí­a:

– Dos semanas después de llegar aquí­, sólo tení­a dos juegos de ropa. Un ratón empezó a roer uno de ellos y…

Pero nadie querí­a escuchar el final de la historia; estaban seguros de que era un sagaz hombre de negocios, queriendo inventarse una leyenda para poder aumentar aún más el precio de la estancia en el templo.

Pero, como buen guerrero de la luz, a él no le importaban los comentarios de los demás; estaba contento por haber sido capaz de hacer realidad sus sueños.

Subscribe to Blog

Join 17K other subscribers

Stories & Reflections

Social

Paulo Coelho Foundation

Gifts, keepsakes and other souvenirs

Souvenirs