Stories & Reflections
Na época em uma base aérea na ífrica, o escritor Saint-Exupéry fez uma coleta com seus amigos, pois um empregado marroquino queria voltar í cidade natal. Conseguiu juntar mil francos.
Um dos pilotos transportou o empregado até Casablanca, e voltou contando o que aconteceu:
“Assim que chegou, foi jantar no melhor restaurante, distribuiu generosas gorjetas, pagou bebidas para todos, comprou bonecas para as crianí§as de sua aldeia. Este homem ní£o tinha o melhor sentido de economia”.
“Ao contrário”, respondeu Saint-Exupéry. “Ele sabia que o melhor investimento do mundo sí£o as pessoas. Gastando assim, conseguiu de novo ganhar o respeito de seus conterrí¢neos, que terminarí£o por lhe dar emprego. Afinal de contas, só um vencedor pode ser tí£o generoso”.
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Estando en una base aérea en el ífrica, el escritor Saint-Exupéry hizo una colecta entre sus amigos para un empleado marroquí que quería regresar a su ciudad natal. Consiguió reunir mil francos.
Uno de los pilotos transportó al empleado hasta Casablanca, y volvió contando lo sucedido:
-En cuanto llegó, fue a cenar al mejor restaurante, distribuyó generosas propinas, pagó bebidas para todos y compró juguetes para los niños de su aldea. Este hombre no tenía el menor sentido de la economía.
-Al contrario – respondió Saint-Exupéry – Él sabía que la mejor inversión en el mundo son las personas. Gastando así, consiguó ganar nuevamente el respecto de sus coterráneos, que terminarán por darle empleo. Al fin y al cabo, solo un vencedor puede ser tan generoso.